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El lector de la Plaza del Carmen

Fue en el año 2003 cuando por primera vez, a los 69 años, Norberto Subirat Betancourt conoció las interioridades del modelaje artístico. "Nunca me lo hubiera imaginado", comentó cuando -en su querida y muy camagüeyana Plaza del Carmen- esperaba como todos los días la afluencia de visitantes al histórico espacio, totalmente restaurado por la Oficina del Historiador de la Ciudad.


Dentro del conjunto escultórico concebido a escala normal por la ceramista Marta Jiménez, destaca la figura de Subirat sentado en uno de los bancos del lugar, con una de sus piernas recogidas y sumido en la lectura del periódico Adelante.

Gustan quienes recorren el hermoso enclave, llevarse como recuerdo la fotografía de este amoroso lugareño, sentado junto a la pieza que –en unión de las restantes- perpetúa a personajes y modos locales de la antigua villa.

"Yo soy vecino de Marta, -recuerda- nos visitamos y somos buenos amigos desde hace muchos años. Me dijo que estaba buscando a un hombre viejo… no mucho, para que le sirviera de modelo. Tenía en mente una idea y quería llevarla al proyecto que le encomendó la Oficina del Historiador, con el objetivo de animar la Plaza del Carmen".

El Subirat de entonces, con 65 años muy bien conservados y haciendo gala de su envidiable locuacidad y facilidad para establecer comunicación con sus semejantes, fue sorprendido por la propuesta de la artista.

"Pero Marta –le respondió- yo no he tenido mucho tiempo de leer periódicos en los parques, toda mi vida he sido chofer."

Se las arregló la prestigiosa ceramista para convencerle con un argumento de peso: "No importa, Subirat. Los hombres mayores, después de jubilados, por lo general no tienen mucho que hacer y dedican parte de su tiempo a leer periódicos en espacios públicos, fuera de sus casas. Eso es lo que yo quiero transmitir en este caso: la placidez de quienes navegan por una avanzada etapa de la vida… tal y como sucede con la propia ciudad donde viven".

"Le dije: bueno, está bien, Marta. Y el acuerdo fue que a partir de las 9 de la mañana, a partir del día siguiente y durante menos de un mes, yo le serviría de modelo para su personaje del lector de la Plaza del Carmen, que realizó en barro, como el resto de las esculturas que se pueden ver aquí".

La Plaza del Carmen y las edificaciones que la rodean fueron levantadas hacia el siglo XIX. Custodian el amplio espacio adoquinado –a la usanza de la época- vetustas viviendas, la iglesia que le da nombre al sitio y el Convento de las Madres Ursulinas, cuyo primer claustro fue totalmente remodelado a partir del año 1999. Allí radica la Dirección de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey.

Desde entonces y hasta la fecha, varias intervenciones han caracterizado al atractivo enclave: una de ellas se enriqueció con el aporte de la ceramista Marta Jiménez, que concibió a escala normal, una serie de figuras pintorescas fácilmente identificables: el anciano "Matao" y su carretilla; las vecinas, en franco "comadreo" del cual puede ser partícipe el visitante, invitado siempre para compartir uno de los "taburetes" vacíos… y el lector de periódico.

"Hay normativas que regulan y defienden el respeto por el patrimonio contenido en este lugar –asegura Subirat- pues la disciplina social siempre hay que respetarla. Yo me paso buena parte del día aquí, en la Plaza y aprecio el trabajo de los integrantes del Cuerpo de Seguridad y Protección de Camagüey, una fuerza que, como su nombre lo indica, aplica una vigilancia constante para la preservación de nuestros tesoros arquitectónicos. Y esta Plaza es uno de los más queridos."

Por: Yolanda Ferrera Sosa.
5 de mayo de 2014