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Lo Negro

Natural de San Germán, provincia de Holguín, la pintora, dibujante y escultora devenida ceramista, Martha Jiménez Pérez, adoptó su “camagüeyanía” por imperativos propios de quien aprendió a amar la tierra que le brindó posibilidades para su desarrollo intelectual.

En el primer curso de la Escuela Nacional para Instructores-Profesores de Artes Plásticas comenzó su carrera mientras que como ceramista ha sido autodidacta.

Desde muy joven trabajó con artistas aficionados, actividad que le marcó profundamente en su desarrollo. Más de 25 años dedicó a la búsqueda y formación de valores dentro de personas, sin previa orientación técnica, obteniendo positivos resultados.

Entre los años '70-'80 se pronunció en importante labor docente con diferentes grupos de trabajo infantil, que le llevaron a obtener varias distinciones de carácter nacional e internacional en años consecutivos.

Antes de decicarse a la cerámica elaboró sus personajes a través de la observación y proyección por medio del dibujo y la pintura.

El mundo que le rodea constituye su primordial motivación; todo lo que acontece en su barrio, en las calles, en los rincones o avenidas de nuestra ciudad; de su ciudad.

"Comencé a trabajar este tema porque yo veía a estos personajes en la calle, fundamentalmente aquí en Camagüey, y me interesé en la persona negra; en la persona gorda. Me gusta ese carisma, esas maneras que muchas personas las ven feas pero que son así y para mí son los rasgos que me motivan, trato de expresar a través de la técnica los valores que otros no ven y que para mí son verdaderamente importantes”.

Desde su particular óptica, Martha elogia y admira el denodado trabajo de la mujer. De la madre que es también trabajadora y ama de casa a la vez y a pesar de todo ello, busca un espacio del poco que posee para dedicarlo a la creación, a su esparcimiento intelectual, a su proyección como individuo culto dentro de una sociedad que sabe darle el lugar que le corresponde y lucha consigo, autodisciplinándose para no sucumbir ante la presión de las tareas del hogar.

No le interesa la profusión de los colores en sus trabajos, manejando para ello toda la gama de grises y sepias, desde los casi blancos hasta el negro más profundo.

El proceso de la quema es para ella el momento culminante -como para todo ceramista- sintiéndose verdaderamente atraída cuando en ello se encuentra inmersa. 

“Para mí la cerámica es algo que me inhibe de todo lo demás; es algo verdaderamente maravilloso”.

Sus trabajos están realizados en terracota sin cubierta y el colorido lo obtiene a través de quemas de reducción supuestas y engobes, tratados sabia y sutilmente.

Su identificación con el medio que le rodea y dentro del cual se desarrolla como una ciudadana más, le lleva a discernir entre lo que puede ser meramente superfluo y la novedad evolutiva consecuente al proceso social.

Los estados anímicos, la psicología de los personajes, nos llegan de forma vívida. Logra que cada uno exprese lo que talmente parece ocurrir dentro de ellos mismos.

Su quehacer transformador de imágenes nos brinda tipos, costumbres, escenas de antaño o contemporáneas, que por prejuicios establecidos de por vida nos pueden parecer grotescas, despreciables o indecentes, convertidas en poéticas estampas de una candidez que rayana en lo naïve.

Disfrutemos pues, de este singular homenaje a “Lo Negro”.

Por: Nazario Salazar Martínez. 
Artista de la plástica camagüeyano