...

Martha amiga, Martha criolla...

Acompañar las manos de Martha Jiménez en su desandar por senderos de barro y fuego, resulta siempre ser una exquisita aventura de oficio y figuración.

La obra de esta artista/ceramista consagrada, hace de lo negro, lo mestizo, lo criollo, pasión por el recuerdo y homenaje a la nostalgia como documento de su cubanía.

La preocupación de Martha por lo autóctono persigue y lo logra, reafirmar esa cubanía con personajes de antes, hoy o mañana, con marcado sabor tropicalista.

Cuerpos sensuales de volumen y humor recrean con viveza las costumbres de su entorno.

Con sus manos en el mejor barro de Cuba, de su amado Santa María del Puerto del Príncipe (Camagüey), nos transporta entre sus seres sensuales y acrobáticos en inolvidable afirmación poética.

“El espectador -nos dice Marcos Tamames, crítico de arte- queda atado al antaño y morboso deseo de tocar las fronteras de observador pasivo a propietario”.

Saludamos con beneplácito la iniciativa de la Fundación Arawak y el entusiasmo de sus amigos, para recibir con cálida hospitalidad la obra de esta mulata genial...Martha Jiménez, Martha amiga... la Martha criolla.!

Por: Thimo Pimentel.
29 de Noviembre de 2000.